La Sierra de Bernia es un macizo rocoso formado principalmente de roca caliza. Forma parte del borde sur-oriental del extremo norte de la Cordillera Bética y desemboca con dirección sureste en el Mediterráneo por el Morro de Toix con unos majestuosos acantilados, actuando de frontera natural entre las dos comarcas de las marinas (Marina Alta y Baixa). Está compartida por los municipios de Benissa, Calpe, Jalón, Altea y Callosa d'En Sarrià. Su cima alcanza los 1.129 m. de altitud y por lo dicho anteriormente, es conocida como "el Mirador de las dos Marinas".
La zona de la Sierra de Bernia que va ser declarada Paisaje Protegido está declarada Lugar de Interés Comunitario (L.I.c), debido a la elevada riqueza cultural de sus numerosos hábitats y de las especies de flora y fauna que alberga.
DESCRIPCIÓN DE LA RUTA.
La excursión la comenzamos en las Casas de Bernia, una pequeña pedanía perteneciente a Jalón, donde podemos dejar el vehículo junto al panel informativo del PR-CV 7. Para llegar a este lugar desde Villena, nos dirigimos hacia Alicante para coger la autopista A7 dirección Valencia y la salida 63 (Benissa, Calpe, Teulada). Vamos a Benissa y una vez crucemos el pueblo debemos seguir segunda dirección hacia Jalón que encontramos (a
la derecha) y luego girar a la izquierda por la carretera indicada Sierra de Bernia. Después de transitar unos cuantos kilómetros ascendiendo por esta carretera de montaña llena de curvas, pasamos el pueblo de Pinos y llegamos a un cruce que nos lleva a Jalón a la derecha y a las Casa de Bernia por la izquierda, que es el camino que tomamos para llegar al lugar donde iniciamos nuestra ruta.
Desde este lugar nos dirigimos por la pista asafaltada siguiendo las indicaciones del Pr hasta llegar a la Font de Bernia tras recorrer aproximadamente 1'3 km.
En la fuente, subimos las escaleras y seguimos la senda señalizada, que en ocasiones nos debemos ayudar de las manos para pasar algún tramo, sin complicaciones, hasta llegar a la entrada al Forat, tras unos 40 minutos de marcha. El Forat es una cueva Kárstica que atraviesa la montaña de una vertiente a otra. Este túnel no es excesivamente largo y en todo momento se ve la luz, pero debemos de atravesarlo agachados ya que no tiene excesiva altura.
La salida a la cara sur de la Sierra de Bernia nos descubre unas maravillosas vistas: la costa con las poblaciones de Altea y Benidorm separadas por la Serra Gelada; y también contemplar las imponentes montañas del Puig Campana, el Ponoig y el Aitana.
Continuamos nuestra marcha por la vertiente sur, atravesando varias pedreras y algunas zonas donde en la senda encontramos grandes rocas algo incómodas de transitar, llegando hasta un cruce con varias señales. En nuestro caso seguiremos las indicaciones hacia el Fort de Bernia.
Al llegar al fort, nos detenemos un instante para contemplar las ruinas y leer las distintas informaciones sobre el fuerte. El Fort es una estructura defensiva construida por Felipe II en 1562 con el afán de prevenir las revueltas de los moriscos y advertir sobre el ataque de los piratas berberiscos.
Tras la parada, continuamos por la senda del Pr unos metros más hacia delante, donde encontramos otra senda que sale a la derecha, dirigiéndose hacia las paredes de la sierra. Desde el mismo fuerte sale otra senda que se dirige hacia el mismo lugar pero es más incómoda al tener que transitar por una pedrera. Una vez hemos alcanzado los paredones rocosos, debemos trepar por ellos prestando atención a los puntos rojos que nos indican la zona más asequible de realizar la trepada.
En el camino a la cima, ya en la umbría de la sierra, nos encontramos zonas con nieve de la nevada de la semana anterior. Siguiendo hacia la cima, nos encontramos con otro paso aéreo que debemos pasar, pero en este caso tenemos la ayuda de una cadena que nos lo facilita bastante.
Después de esto, ya nos queda la subida final hasta la cumbre, donde todo el esfuerzo realizado se ve recompensado por las espectaculares panorámicas con las que nos encontramos. También es un lugar idóneo para coger fuerzas y realizar el tan deseado almuerzo de nuestras excursiones.
Una vez habíamos terminado de almorzar, se nos planteó el dilema de si descendíamos de nuevo por donde habíamos subido y después continuar por el PR-CV 7 hasta las Casas de Bernia, o seguir por la cresta de la sierra hasta El Portixol, una experiencia montañera para los más atrevidos. Nosotros nos decantamos por la segunda opción (más tarde hubo un tramo en el que nos arrepentimos de haber tomado esta decisión), continuando por tramos muy aéreos, caminando por algún tramo de senda, pero la mayoría de las veces guiándonos por las marcas rojas y buscando el lugar más "cómodo" para continuar. Nos encontramos con un corte vertical que no tiene excesiva altura el cual debemos destreparlo, asegurando bien las manos y los pies en las grietas y rocas que tenemos para agarrarnos.
Tras algunos tramos de senda, trepes y destrepes, llegamos a una empinada "canal" que no tiene excesiva complicación al ir todo el tiempo protegido entre las paredes.
Continuando por las marcas rojas, realizamos un destrepe vertical de bastante altura hasta llegar al collado de El Portixol.
Desde aquí se puede caer hacia ambas vertientes de la sierra: hacia el sur por el trazado de una pedrera denominada "El Cantaler del Rellotge" hasta alcanzar en unos minutos el sendero por donde transcurre el PR-CV 7 por el que habíamos pasado en el primer tramo de la excursión. Nosotros nos dirigimos a la vertiente norte, encontrándonos con una pronunciada pedrera en la que disfrutamos deslizándonos por ella. Pero esto no fue lo peor, ya que en la bajada, no veíamos ninguna senda clara y nos adentramos en un "bosquecillo" de aliagas bastante incómodo de transitar (menos mal que no era verano). Continuamos bajando caminando campo a través por donde podíamos hasta que por fin pudimos alcanzar la senda que nos dejaba de nuevo el la Font de Bernia por la que habíamos pasado al principio de la excursión. Desde la fuente regresamos a las Casas de Bernia por el mismo camino por el que iniciamos la ruta.
En resumen, la ruta fue bastante bonita y aventurera, más "montañera" de lo que estábamos acostumbrados al realizar un gran número de trepadas y destrepedas. Lo peor de la excursión fue el tramo final ya que no seguimos ninguna senda y nos metimos enmedio de aliagas y otros matorrales. Para la próxima vez que acudamos, intentaremos buscar una senda más asequible para bajar desde El Portixol.
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